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Historia de Sara

Relatos Dreamers

Se que queda raro, pero sólo si sutituyes las equis por tu nombre podrás leerlo como lo hizo la persona para quien lo escribí....

LA HISTORIA DE SARA

PRIMERA PARTE

Tinaja... vasija... raja, saja, maja, baja... ¡bah!

Nadie podía decir que las rimas no fueran lo suyo, ese no sería su primer premio de poesía, pero aquel día estaba particularmente poco inspirada. Probablemente sería por el traqueteo del autocar. Ella estaba más acostumbrada a escribir en el banco de un parque, o sentada en su cama, rodeada de peluches, o cualquier otro lugar que pueda ser considerado como acogedor.Añadir Anotación

Línea 415, rumbo a su pueblo. Realmente ese autocar parecía construido a base de vibradores, entonces le dio por acordarse de aquel viaje a la Pedriza en el que todos los mini-compañeros de su clase empezaron a marearse uno a uno y por efecto dominó acabaron vomitando veinte de ellos, pero ella no. Su tubo digestivo era de un solo sentido.Añadir Anotación

Guardó su cuaderno cursi y su bolígrafo y sacó su tan querido walkman. Era una de esas personas tan extrañas que cuidan con un mimo atroz cada una de las máquinas que les rodean, y consiguen que duren eternidades, prueba de ello era que su walkman más parecía una versión negra de una caja de leche pascual que un walkman. Sencillamente enorme. Regalo de su primera comunión. Hasta los cascos eran los originales.Añadir Anotación

Se puso a escuchar una cinta, la que estaba dentro del ladrillo ese, era el último programa de Gomaespuma, aquel último día de emisión invitaron a una cantante desconocida, se llamaba Mónica... Mónica Nosequé, Mónica Algo, y una de las dos canciones que cantó era su canción favorita. No es irónico, no es sarcástico, no es... raro, sencillamente es una de esas cosas que hacen pensar. ¿Puede ser posible que la canción favorita de una persona sea una canción compuesta por una doña nadie que tan sólo sonó una única vez por la radio? Y mejor aún ¿No es curioso que apareciese en el único programa que tenía grabado?Añadir Anotación

Mónica Garzón, así se llamaba, y dudo mucho que imaginase que alguien la grabaría y la oiría hasta saberse el ultimo suspiro de su canción.

Pero muy oída está esa cinta, vamos a ver que ponen por la radio...

Mientras busca en el dial su mirada se pierde por la ventanilla. Más allá de su reflejo se dibuja un paisaje prototípico y único al mismo tiempo, lleno de laderas y árboles que no parecen solitarios. Pequeños bosques que se acercan a su autocar, para mirarla, dejando tras de sí un gran hueco perfilado por el horizonte. Empieza a atardecer, y todo el paisaje se esfuerza por conjuntar con los ojos de quien lo mira, castaños, verdosos, miel... y con un punto en medio que mira al infinito, buscando un dial.Añadir Anotación

"... bueno, buenas noches ya casi, soy Roberto García y os acompañaré en las próximas tres horas aquí, en Dial Efe" su voz le era muy familiar, demasiado, pero no es nada extraño si tenemos en cuenta que quien habla es su primo. Hace muchos años que no se ven, principalmente por la lejanía. Viven a cosa de seiscientos kilómetros de distancia, más o menos, y siempre están muy ocupados para visitarse. Algunos años, en nochevieja, se reune toda la familia en Madrid, pero a la par que los hijos crecen, las convocatorias van siendo menos exitosas. Ella sabe que si mantuviese un trato más cercano con su primo Roberto, las cosas serían más difíciles. Ya sabes, la distancia.Añadir Anotación

Un trailer a toda pastilla pasó deslumbrándola al lado de su ventanilla, y la luz que le golpeó en los ojos le devolvió a la realidad. Fue escuchar la voz de su primo y empezar a recordar por su cuenta ciertas historias que prefiere olvidar...

"-Y pasamos a la siguiente llamada, ¿quién eres?
- Camino
- ¿Y desde donde nos llamas?
- Desde Gerona
- Bueno, y ¿qué quieres contarnos?
- Bien, pueees... lo primero de todo felicitarte por tu programa.
- Gracias
- Lo llevo oyendo desde el principio y siempre he querido llamar... pero ya sabes, los nervios.
- ¿Pero qué nervios? ¿Verdad que no pasa nada? Aquí sólo estamos hablando tu y yo.
- Je, ya, si ya no estoy nerviosa, verás... es por una cosa que le pasó a una amiga...
- Cuéntanos.
- Ella... estuvo en una fiesta, ¿no? En las fiestas de su pueblo, con sus colegas y... eso, lo típico.
- Aha.
- Y al final acabó como una cuba, y la llevaron a su casa... y con ella, se quedó otra persona...
- Ahá
- Y a ambos les dio el calentón y... bueno, que lo hicieron.
- Pues bien por ellos, ¿y el problema cuál es?
- Pues que era su padre.
- ...eh, eh... ¿en serio?
- Si
- Vamos a ver, primero sexo con enanos, luego sexo en el trabajo, y ¿ahora incesto?
- Si sé que es muy fuerte... pero verás, es que no... no sabe que hacer, ahora es que... no pueden ni mirarse a la cara... y si alguien que haya pasado por lo mismo...
- Una pregunta, Camino.
- Dime.
- Esa amiga en realidad eres tu, ¿no?"

Le teléfono fue colgado y reinaron tres segundos de silencio.

La prima de Roberto ya no estaba en el cochambroso autocar, estaba ahora en el estudio, con una luz tenue, con unos amigos a los que no conocía de nada, sentada junto a su primo, charlando entre ellos, abrazada a si misma, sintiendo esa calidez de la radio. Estaba en el autocar con los ojos entrecerrados, y en el nocturno horizonte veía lucecitas de casas y chalets, con gente dentro cenando en familia, encendiendo la chimenea, dando una fiesta, o sencillamente con alguien sentado en un sillón y leyendo un libro de aventuras en el que el bueno pasa por lo indecible para salvar a la chica.Añadir Anotación

Ve luces, se abraza a su plumas, pero ha olvidado que está ahí, en el autocar. Está en la radio. Uno, dos, tres.

-"Bueno... Camino... así, a bote pronto... aléjate de las katanas. Bueno, hablando en serio, dudo mucho que nadie haya pasado por lo mismo que tu, pero si por un momento pudiésemos permitirnos el lujo de imaginar esa experiencia... podríamos aconsejarte que finjáis que no ha pasado nada, que te independices y sanseacabó. Siempre os digo que hay que afrontar los problemas y hablarlo todo, pero... lo de papá, hemos follado, ¿ahora qué? No me parece la mejor de las ideas, la verdad. Quizá sería mejor delegarlo en un profesional de... de.. eso, asuntos de la cabeza. Que no digo que estés loca, que esas cosas pasan, pero... ese trauma te lo tienes que quitar.Añadir Anotación

Ah, y aléjate del alcohol. Ahora os ponemos un par de anuncios para hacer caja y volvemos con más llamadas."

En realidad Roberto nunca ha sido muy de afrontar sus problemas, conoce siete colegios a lo largo de Barcelona. De curas, de monjas, internados, mixtos, públicos, elitistas... y si no fuese por que cambió de voz demasiado pronto también habría acabado en algún colegio de niñas, pero igualmente le habrían acabado pegando. En algún momento llegó a afirmar ser la reencarnación de la diosa Diana, sencillamente por que parece que todas las flechas van hacia él. Pero a ver, ¿cómo te plantas delante de veinte críos y les dices "Que os follen, dejadme en paz de una puta vez"? No es fácil, sobretodo cuando estás convencido de que eres el más debil de todos ellos, y además sólo sabes abrir la boca para respirar cuando te sangra la nariz. Lo único que pudo hacer fue irse de un sitio para otro hasta acabar el colegio, y entonces todo cambió. Quizá fuese por que la universidad es como un lugar mágico en el que nadie se mete con nadie, o por que pegó el estirón, o por que tenía tantísimas ganas de cambiar que de pronto cambió, y empezó a hablar con la gente.Añadir Anotación

Dejó de tener problemas, pero conociendo a los demás conoció los problemas ajenos, y esto fue como en el pinball, cuando la bolita cae en el lugar correcto. Decidió que lo que él había sufrido no lo sufriría nadie más y se dedicó a ayudar al resto con sus problemas.

En un lugar de Castilla, de noche, corría por una carretera comarcal un autocar en cuyo interior una criatura agazapada que escuchaba la radio se decía para si misma: "Yo ya tengo móvil". Terminaron los anuncios, siguiente llamada.

- "Buenas noches, ¿quién eres y de dónde nos llamas?
- Me llamo Joan y soy de Barna
- La noche catalana, curioso, ¿y qué quieres contarnos?
- Pues verás, es que me voy a meter en la universidad, pero aún no sé lo que estudiar.
- Vaya, y ¿cuántos años tienes?
- Cuarenta y dos.
- Pues ya tocaba, hijo..."

A veces ciertas llamadas podían resultar soporíferas. Por bueno que sea un programa uno nunca puede hacer que pase lo mismo con la audiencia, siempre hay alguien a quien no quieres escuchar. Como en los típicos programas de sexo, en los que tarde o temprano siempre acaba preguntando alguna "¿me puedo meter en la piscina con la regla?" o "¿qué efectos secundarios tiene la píldora?" o directamente "¿cuánto tiene que medir el pene?" Pues hijo, dinos cuánto te mide y si nos reímos va a ser que no. Además, si tu chica se queja de que tienes poco que meter, métele los cinco deditos y vas a ver lo calmada que se queda. Hay llamadas muy aburridas, pero ella ya estaba dentro del programa, y no podía desconectar. Aquél hombre contaba cómo había trabajado desde los doce años por que su madre estaba enferma, y que se casó, y tuvo sus hijos, y trabajaba quince horas al día para poder sacar adelante a su familia. Por la coña del destino, les tocó la lotería, pero no una cualquiera, el gordo de Navidad... pero en realidad le tocó a su mujer. Se divorció de él, se llevó a los niños y le tiró a la cara medio millón de euros. Ahora había decidido ver las cosas con más optimismo, y tras sacarse el bachillerato, ahora va a por la carrera. Realmente lo menos importante de todo era lo que fuese a estudiar, pero tantos años en una pescadería, y teniendo el puerto al lado... pues debería tirar por ahí.Añadir Anotación

Sacó el móvil de la mochila, en su agenda sólo figuraban treinta números. Nunca fue una persona muy popular, y uno de ellos era el de la radio. Siempre le había rondado por la cabeza llamar a ver que pasa. Hace mucho que su primo no oía su voz. De hecho, de un tiempo a esta parte hay una mujer que llama día si día no contando una historia diferente, y parece que él es el único que no se da cuenta. Seguro que está enamorada. Hay gente que hace cosas muy absurdas por amor, en lugar de coger el toro por los cuernos, llamarle e invitarle a un café.Añadir Anotación

Se llama Miriam, y tiene treinta años. Vive en Barcelona, como Roberto. Escucha su programa todos los días, y cuando le toca hacer de segurata en el turno nocturno, le escucha por el walkman y deja en su casa el radiocasete grabando. El de hoy es el programa setenta y dos. La cuestión es que desde hace mucho tiempo una pregunta rondaba por su cabeza: "¿De qué me suena esta voz?" De qué me va a sonar si no, si es él, Roberto García, estaba colada por él desde el colegio. Ella le habría dicho algo. Ensayó mil veces esa carta. Ensayó mil veces el momento de dársela... y se fue antes de que pudiera decir nada. Pero ¿de qué le suena su voz si jamás dijo nada en clase?Añadir AnotaciónLeer Anotación

Buenos días, buenas tardes, buenas noches...

Si fuera un poco más autodestructiva se habría dado de cabezazos contra la pared por no reconocerle. ¿Por qué la gente tiene que cambiar tanto con los años? ¿Y por qué son algunos aún más encantadores? Cuando ella trabajaba en el metro, hace tres años, él era el único que la saludaba, siempre sonriendo, aunque a varios metros de distancia llevase cara de esperar el autobús, o cara de contactado por los aliens, o cara de mayonesa al sol... era verla y sonreírla. Buenos días, buenas tardes, buenas noches. Aquélla voz se le quedó grabada, y cada noche la grababa en una cinta, ya va por la número setenta y dos.Añadir Anotación

-"Hola, soy tu prima... no, demasiado... poco profesional. ¿sabes quién soy? Adivínalo, adivínalo, adivínalo... eres... idiota, siguiente llamada. No, él nunca se pone borde con nadie, pero eso sería darle pie... ¿Y qué coño le digo?"

- Hola, me llamo Miriam, y soy de Barcelona.
- Hola Miriam... el caso es que tu voz me suena - ¿justo ahora? -
- Si, bueno, es que no es la primera vez que llamo.
- Vaya, una vieja amiga, y ¿qué quieres contarnos esta vez?
- Pueeees... Roberto, yo te conozco, ¿no sabes quién soy?
- Me has pillado, ¿somos familia?
- No, no, no somos familia, verás... yo estaba ahí... yo...
- Dime, no te cortes.
- ¿Te acuerdas de que antes lo pasabas muy mal? Ya sabes, en el colegio... pues yo estaba siempre ahí.
- ¿Ahí dónde?
- A tu lado.
- Pero... alguna vez... ¿hiciste algo? ¿diste alguna señal de vida? ¿algo por lo que pueda recordarte?
- Sólo... sólo estar a tu lado. Lo siento.

Una vez más, el teléfono fue colgado y los tres segundos de rigor desfilaron mirando al suelo.

-Esto... ejem, sólo recordaros que este programa está para hablar de vosotros, no de mí.

Al otro lado del micrófono, en un walkman lejano, a bordo de un autocar, una chica tuvo un escalofrío, es como si hubiese sabido quién era Miriam, cuál era su historia... es como si me hubiera oído.

Pasó otro trailer a toda pastilla, la luz volvió a golpearle en la cara y volvió a despertar en el mundo real, de repente la radio se oía más bajita, estaba en un autocar y el repetitivo traqueteo producía una nana extrañamente tranquilizadora. Estaban casi todos dormidos, menos el conductor, un par de chicas que jugaban a las cartas sobre una carpeta y ella. Bueno, también había un viejo que parecía haberse quedado dormido delante de un libro, pero no se le veía la cara. Si no estuviera sola en aquel viaje probablemente se habría puesto a apostar.Añadir Anotación

I´m still loving you, que preciosa canción, y que larga la jodida, un espacio de tiempo que puede dedicarse a buscar un bocadillo y comer. Mientras un alemán pega gritos de amor, ella se come un bocata de tortilla de patatas, con ese saborcillo encantador a mochila, tan propio de las excursiones, Lo normal es ir alternando los bocadillos de tortilla con los de filete empanado, pero ella pasa de lo del filete. Dice que es una tontería darse el trabajo de empanarlo para después ponerlo dentro de un pan. De todos modos, tras un buen rato dentro de una mochila, todos los bocadillos acaban sabiendo a lo mismo. Y sabe bien.Añadir Anotación

Tortilla en su boca y un pensamiento en la cabeza, llamarle y contarle aquella historia, pero hay algo que le dice que no debe hacerlo. Contar esa historia sería interferir en su vida... pero si es para bien o para mal, empieza a dudarlo. Sería tan fácil plantarse en Barcelona y decírselo a la cara... será tan fácil decírselo por teléfono... pero sabe que lo tiene que decir por la radio. No importa el motivo, sencillamente siente que de hacerlo, ha de hacerlo así.Añadir Anotación

Pero ¿qué pasa con Miriam?

Hace frío, pero es normal que este edificio no tenga calefacción, sobretodo si tenemos en cuenta que tampoco tiene paredes. Depende de cómo lo mires parece sacado de un videojuego de plataformas, y por todos lados te caen barriles en llamas, y arriba del todo está la chica atrapada por el enorme gorila cabreado... pero sólo es una puta obra. Vigas, encofrados, y material que quieren robar los gitanos, protegido únicamente por una mujer armada con un teléfono, unas esposas, y un consolador de cuarenta centímetros. Está muy mal pagada la noche en vela. Su vida habría sido muy distinta si todo hubiera salido bien. Incluso a veces piensa que si hubiera acabado la carrera nada de esto habría pasado, pero en el fondo sabe que no es verdad. Por pura vagancia decidió estirar su licenciatura un año más. Ese último año, alguien le golpeó con un bate en la cabeza. No pudo acabar la carrera no por que le echasen, ni por que no quisiese, ni por pasar un mes en coma, sencillamente no pudo acabarla por que después del golpe despertó idiota, al menos así lo dice ella. Era de las mejores de su clase, buena chica, no tenía muchos amigos, hacía natación, y cada vez que un chico le daba un palo se acababa acordando de su amor de los dieciséis años, un chico tímido, callado, llamado Roberto. En el fondo toda la clase sabía que ella estaba por él, principalmente por que era la única persona que no tenía por diversión humillarle, pero nunca le dijeron nada delante de Roberto, no querían que supiese que la tía más buena de clase estaba muerta por él, esa verdad le haría más fuerte, y era mejor tenerle engañado. Cuando Roberto no estaba la historia era otra, todos los chicos querían meterse entre las piernas de Miriam, pero a ella sólo le gustaba una persona. Todos los chicos querían partirle la cara a Roberto y odiaban a Miriam sin que él lo supiera.Añadir Anotación

El día en el que ella diese ese paso, que diese la carta, que le confesase lo que siente, que lo confirmase con un beso, que le haga darse cuenta de que vive en una mentira, y que de verdad, ella le quiere, ese día iba a cambiarlo todo. Pero él se fue. Miriam es una sombra de si misma, y su mayor tortura es saberse idiota. No pudo volver a aprobar ninguna asignatura, no pudo optar a otra carrera, no pudo acabar de aprender alemán...Añadir Anotación

Y por algún motivo hay alguien que no sabe si llamar por teléfono.

Tras tanto hacerse desear y estirar la cuerda acaba sonando lo de "I’m still loving youuuu" La canción va acabando, el alemán se ha declarado por fin a una chica con quien lo dejó, o quizá ella le dejase a él, o vaya usted a saber qué. Pero él aún la quiere. Ya no queda nada del bocadillo de tortilla, pero es que ya estaba terciado, que tan larga no es la canción.Añadir Anotación

-Un temazo que nunca me cansaré de oír, desde luego. Antes de pasar con más llamadas, dejadme que os haga una pregunta, y no hace falta que me la respondáis, tan solo respondéosla a vosotros mismos – Cada dos programas siempre solía hacer lo de la preguntita, y pocas veces quedaba bien, incluso sonaba algo pretencioso... pero aquélla noche no era lo mismo, su eterna seguridad en su voz se había dispersado, podía oirse la intranquilidad de sus venas, la sensación tan extraña que Miriam le había dejado... - ¿Nunca os habéis planteado renovar vuestra vida arreglando vuestro pasado? Veamos, la vida es cambio, es cambio perpetuo, y todos deseamos que sea cambio a mejor, pero ¿podríais buscar ese cambio en algo viejo? ¿en algo pasado? Pero... ¿Y si ese pasado fuera algo horrible que quisierais enterrar y tan sólo una única cosa mereciese la pena de él? Y ésta es la cuestión: ¿Y si no la mereciese tanto?Añadir Anotación

Muy pocas personas entenderían lo que quiso decir con esto. Básicamente que es un cobarde que prefiere herir a la gente antes de que sean sus recuerdos quienes le hieran a él.

Por suerte, Miriam era demasiado idiota como para haberlo entendido, o al menos, eso dice ella.

- Y pasamos a la siguiente llamada, ¿quién eres?
- Me llamo Sara, y soy de Madrid.

FIN DE LA PRIMERA PARTE

SEGUNDA PARTE

Fabiola caminaba en la penumbra, pero conocía el camino. A penas eran veinte metros hasta la puerta. Metió la enorme llave en la reja, diez metros de baldosas y metió otra llave en una vetusta puerta de madera. Encendió las luces del caserón, encendió la radio del tocadiscos y tras sintonizarla, apagó su walkman. Se quitó la mochila y el plumas, realizó el ritual de Guardar el Walkman y se sentó en el sillón, mirando por la ventana la negra noche del valle. Todavía podía vislumbrar al otro lado del pueblo al autocar lleno de excursionistas, viejos, y chicas que juegan a las cartas sin que nadie sepa que son hermanas mellizas.Añadir Anotación

La historia de Sara de Madrid parece tenerlo todo, lo es todo, y a cada una de las tres mil quinientas sesenta y cinco personas que la escuchaban se les ha metido en la cabeza. No era un tipo de historia que se oiga pocas veces, es que nadie había oído nunca algo parecido y aunque cualquier persona cuerda habría pensado que Sara estaba loca, todos la creían, sabían que era verdad.Añadir Anotación

Y Fabiola tenía algo que decir.

"Me llamo Sara, y soy de Madrid, tengo nueve años, y sé cómo voy a morir. Tú, que me lees, vas a matarme"

Pausa para publicidad, pastillas de freno, más teléfonos móviles, los documentales que te regalan con el Pais... todos sabían que esa pausa iba a ser larga, por que Roberto tenía que fumarse un cigarrillo de los largos en la terraza del estudio. Hace un año, cuando a penas llevaban cuatro meses de programa, llamó un chico diciendo que iba a suicidarse, que su vida era una mierda y todo lo demás. No tardó demasiado en confesar desde dónde llamaba para que fuese la ambulancia. Por sus venas a penas salieron dos litros de sangre. La gente llamó para consolarle, para contar que la vida cambia, que la rueda gira, que mañana puedes estar arriba del todo, que en cuanto menos te lo esperas, ves la luz al fondo del tunel... pero la llamada de hoy bien merecía un escalofrío.Añadir Anotación

"Pero qué pasa, ¿alguien te persigue? ¿Has llamado a la policía?"
"Piensas que sólo es una historia, pero vas a matarme"

Fabiola volvió a tener ese sentimiento. Que ella sólo es el personaje de una historia, y que hay alguien que pone las palabras en su boca, pero pronto reaccionó y se dio cuenta de que esa idea era absurda. Cogió la manta de encima del armario y se la llevó al sofá del salón. Con la mente en blanco, recitando los anuncios que tantas veces había oído, maltiró unos leños en la chimenea, puso una piña, la roció con el J&B que iba a fagocitar y creó el fuego. Es la versión corta de cómo encender una chimenea que no enseñan en Bricomanía.Añadir Anotación

Se quitó las zapatillas, se subió al sofá, se tapó con la manta y empezó a sacar chucherías de la mochila, los conguitos y los doritos fue lo que mas apropiado le pareció para con el güisqui. Esa llamada no había sido normal.

En Barcelona, la centralita del primo Roberto estaba a cero, ¿quién tendría el valor para contar cualquier tontería después de eso? Es más, ¿qué podría decir el cada vez más afamado lucotor de radio, Roberto García, para salir del paso como El Mas Profesional?

Pero una lucecita roja se enciende, la luz de alguien cuyo walkman se había quedado sin pilas y todavía sabía que todo era real.

- Hola
- Hola Roberto, soy Miriam, iba al Sagrada Concepción contigo, estuvimos juntos en segundo y tercero de BUP, y estaba enamorada de ti.
- Eh... - Probablemente la cabeza de Roberto debería haber explotado, como un vaso congelado en el que se echa agua hirviendo. Pero esa confesión tan inesperada supuso un bofetón de realidad para él y toda su audiencia.
- También soy Miriam, una chica pelirroja y alta que trabajaba de agente de seguridad en la estación de Llucmayor, me saludaste durante los seis meses que trabajé ahí.
- Aha...
- Y necesito saber si sabías quién era.

El silencio... esta vez nadie había colgado el teléfono, y no fueron tres segundos, fueron siete. Siete segundos en los que Fabiola pudo oír el líquido bajando por su garganta y el ruido de la bolsa de plástico al notar sus dedos en su interior. El ruido que hacen veinte croquetas caseras de mamá en el tapper, conversando entre ellas para averiguar cuál es de pollo y cuál de jamón.Añadir Anotación

Fabiola sabía en ese silencio que no importaba lo que Roberto estuviese pensando en aquel momento. Contar la historia sería un error... pero debía cometerlo.

"¿Qué voy a matarte yo?"
" Si, vas a matarme tú"
"Pero ¿por qué, cómo?"
"Vas a matarme, XXX"
"Pero yo me llamo Roberto"
"TE LLAMAS XXX, Y ESTÁS LEYENDO ESTO"

- No sabía que eras tú... pero ¿no prefieres hablarlo fuera de antena?
- No. No sé por qué, pero no debe ser así dime, ¿por qué no me reconociste?
- Pues.. hombre, han pasado muchos años, y no me acuerdo de la gente de la clase...
- Pero estabas enamorado de mi, podía sentirlo, es así ¿verdad?
- Si
- Y ¿por qué no me reconociste?
- Por... has cambiado mucho.
- ¿Lo dices por mi ojo de cristal? ¿Por la cicatriz? ¿Por la frente hundida? ¿O por que no es que haya cambiado, si no que he perdido todo lo que tenía, no?
- ¿Qué?
- Ellos me lo dijeron, y no quise creerles, pero es verdad, tu sólo me querías por que era la más guapa, no veías nada en mi.
- ¿Qué? No, oye, no.. ¿Quién te dijo eso?
- Ellos, los de la clase.
- Pero es mentira...
- ¿Y por qué me querías?
- Por que... yo sabía en el fondo que tu sentías lo mismo...
-Y entonces ¿por qué te fuiste? ¿por qué no me dijiste nada?
- Por que... no tuve el valor para creérmelo. Sabía que era así, pero no lo quise creer.

"XXX, si sigues leyendo esto vas a matarme"

Él siempre la llamaba reina, pero se llamaba Ariadna. Se conocieron en la facultad, lo típico, mismas aficiones, mismos sueños, mismo café favorito... y todo llega rodado. Ambos estaban en la típica época juvenil de salir de marcha y ligarse a cuanta más gente mejor. Disfrutando de la vida. Como tiene que ser. Hasta que se conocieron y sentaron la cabeza. Vacaciones en Menorca, Semana Santa en Galicia, el placer de estudiar juntos, el placer de oir "parecéis siameses" o "iros a un hotel", el placer de salir por ahí, ir al cine, a cenar fuera, e ir a casa a dormir, la primera casa, con los primeros sueldos, vivir juntos, estar juntos... Ariadna y Roberto se casaron, y hace tres años se divorciaron. Se siguen llevando bien y en el fondo se siguen queriendo. Si las cosas hubieran sido de otro modo podrían haber vuelto a estar juntos.Añadir Anotación

En esos momentos Fabiola se sentía la peor persona sobre la faz de la tierra. Poco importaba si la historia que iba a contarle a su primo la contase fuera o dentro de antena, la cuestión es que sabe que si la cuenta, va a doler, y más aún de lo que esta historia tiene que doler de por si.

De pronto, nadie se dio cuenta de esto, pero era como si Sara nunca hubiese llamado. Todos parecían haberlo olvidado...

Ariadna se fue a vivir a Madrid, quiso poner tierra de por medio y acabó haciéndose muy amiga de Fabiola. Ari nunca se llevó mal con su familia política, es más es casi como si la familia se hubiera divorciado de Roberto. Hubo una época en la que todos los días al salir de clase, Fabiola se iba directamente a casa de Ariadna con algo bajo el brazo, y merendaban juntas y finalmente Fabiola se iba a su casa.Añadir Anotación

Fabiola tenía una historia que contar y en cierto modo, aunque ya lo hubiese olvidado, es como si tuviese que contar la historia de Sara.

"Yo no quiero morir, no me mates"

- Roberto, ¿a ti te gustaría volver a verme?
- Si, claro que si.
- Pero...
- Me da igual lo de tu cara, yo quiero volver a verte

"No querrá volver a verla, deja de leer"

- N..no sabes lo feliz que me haces

En ese momento Miriam lanzó un gritito que delató que no sólo su cara había cambiado, pero a pesar de todo seguía siendo la misma. No importa la inteligencia, importa lo que haces con ella, pero sobretodo importa lo que hay debajo, y ningún bate puede llegar tan lejos. Grititos de idiota aparte, ella seguía siendo aquella que ponía la zancadilla a aquellos que se acercaban a Roberto por detrás para pringarle con la mierda de turno, seguía siendo ella quien mandó al carajo toda su popularidad por protegerle, aunque él nunca lo supo. Ella era quien le amó, y quien quiso verle feliz, aunque fuera desde lejos. Tenía tanto miedo de entregarle esa carta y que todo al final hubiera sido por nada... tanto miedo a una mentira...Añadir Anotación

FIN DE LA PARTE DOS

PARTE TRES

"¿Pero de qué estás hablando? ¿Si quién sigue leyendo qué?"
"Esto no es la radio, esto no es una llamada, esto es una historia que estás leyendo, y queda muy poco para que XXX me mate"

Fabiola se levantó del sofá. Habían metido la de Total eclipse of the heart, de Bonny Tyler, la de la voz rota. Era obvio que la señorita M y el señorito R estaban cambiando teléfonos, o quedando para tomar un café, o directamente una copa en la casa de uno de los dos. Fabiola sabía que él no iba a ir. Fue al baño por que tenía lágrimas en los ojos. Tenía las mejillas sonrojadas por el alcohol, se sentía fatal, y volvió al salón a coger su teléfono móvil. Esperó que pudiese hablar con él antes de que acabase la canción, y esperó que él hubiese acabado de hablar con Miriam....Añadir Anotación

Agenda, L, La ultima hora, llamar...

- Buenas noches, dime tu nombre y de qué quieres hablarnos
- No, no soy una oyente, tengo que hablar con Roberto, soy su prima Fabiola.
- Espera un segundo, genial, ahora entramos en el aire.
- ¡No! ¡Espera!

- Buenas noches, oyentes, tenemos una llamada desde Madrid, ¿Quién eres?
- Soy yo, Fabiola.
- Fabiola.... ¡Fabi! ¿Mi prima Fabi?
- Si, soy yo.
- Y cuéntanos, ¿qué tienes que decir?
- Pueeees... verás... hubo un accidente de coche, y... Ariadna ha... muerto

"Por favor, no sigas leyendo, sólo soy una niña, por favor, XXX, deja de leer"

- ¿Y Sara? ¿Estaba con ella?
- Sara también ha muerto.

De pronto la irrealidad olvidada sacudió a todos los oyentes, y se enfadaron contigo por seguir leyendo, pero sabían que tenía que ser así, y lo olvidaron todo.

Cuando vino a Madrid sólo tenía seis años. Sara y Fabiola eran como hermanas, o casi como madre e hija, ella le recogía del colegio, y aparecía en casa con ella para merendar, juntas, las tres.

Era ella quien debía de contárselo. Ella huyó a su pueblo. Roberto había cambiado de teléfono, y ella sólo tenía el del programa.

Sara ha muerto, Miriam nunca verá a Roberto, pero sólo es una historia.

"Deja de leer"

FINAñadir Anotación


copyright Kalisto García 2004

Kalisto García, 11 de Diciembre de 2004
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